VIH: lo que deberíamos saber para dejar de entrar en pánico

Por años hablar de VIH ha sido como hablar de una cadena perpetua, algo que resulta en aislamiento, estigma y altísimos niveles de discriminación. Aunque la medicina hoy en día dice otra cosa, el prejuicio sigue gritando más fuerte y esto tiene que parar.

Hablar del VIH sin miedo es urgente, así que hoy te invito a desmitificar los prejuicios más comunes, entender cómo funciona realmente el virus, qué significa ser indetectable, y cómo cuidar tu salud sexual sin estigma ni serofobia.

Primero, lo primero: el problema no es el VIH: es el silencio. 

A casi 40 años del primer diagnóstico, seguimos hablando de esto con miedo, como si fuera una sentencia; pero hoy la realidad es otra: gracias a los avances médicos, las personas con VIH pueden tener una vida larga, saludable y plena sin transmitir el virus.

Aun así, parece que el estigma pesa más que los facts; y esa desinformación no solo afecta a quienes viven con el virus, sino a todxs: alimenta el miedo, la discriminación y nos aleja de una sexualidad consciente y segura.

Entonces… Qué SI es y cómo funciona el VIH

El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es un Virus que  ataca el sistema inmunológico, específicamente las células CD4, que son las que nos ayudan a combatir infecciones. Sin tratamiento, el virus puede debilitar el sistema inmunitario con el tiempo y evolucionar al SIDA, que significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Pero aquí viene lo importante: Con tratamiento antirretroviral constante, una persona puede alcanzar una carga viral indetectable, lo que significa que no puede transmitir el virus a otras personas, esto se conoce como I = I (Indetectable = Intransmisible).

Dato clave: Según el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), una persona indetectable no puede transmitir el VIH ni por sexo oral, ni anal, ni vaginal. 

Los mitos más comunes (y por qué ya no tienen sentido)

 “Tener VIH es igual a tener SIDA.”
Falso. El VIH es el virus; el SIDA es una etapa avanzada que ocurre cuando no hay tratamiento. Hoy, con diagnóstico temprano y adherencia al tratamiento, la mayoría de las personas con VIH nunca desarrollan SIDA.

“El VIH solo afecta a hombres gay.”
Completamente falso, el VIH no discrimina. En México, el 23% de los casos reportados entre 2022 y 2023 fueron en mujeres y personas heterosexuales, muchas de ellas contagiadas por sus parejas estables. La desinformación sobre “a quién le pasa” hace que muchas personas no se hagan la prueba y el virus se siga transmitiendo sin saberlo. 

“Puedes contagiarte por un beso, un abrazo o compartir vasos.”
No. El VIH no se transmite por saliva, sudor, lágrimas, ni por contacto casual. Solo se transmite por sangre, semen, fluidos vaginales, leche materna o contacto sexual sin protección.

“El VIH es una condena de vida.”
Con tratamiento, la expectativa de vida de una persona con VIH es la misma que la de una persona seronegativa.

“No necesito hacerme pruebas si no tengo síntomas.”
Muchísimo ojo aquí bebe: El VIH puede permanecer años sin mostrar signos visibles. Por eso las pruebas periódicas son una forma de autocuidado y de cuidado hacia los demás.

Serofobia: cuando el miedo se disfraza de prejuicio

La serofobia es el miedo o rechazo hacia las personas que viven con VIH.
Se manifiesta en frases como “yo no podría estar con alguien con VIH”, en bromas, en silencios incómodos o en discriminación directa.

El estigma termina convirtiéndose en un peligro a veces mayor que el diagnóstico en si ya que desalienta a las personas a hacerse la prueba, provoca aislamiento y ansiedad y refuerza la falsa idea de que el VIH es “culpa” de quien lo tiene.

Según ONUSIDA, el 50% de las personas con VIH en Latinoamérica reportan haber sufrido discriminación al revelar su diagnóstico, la mitad de ellas dice que fue dentro de su entorno cercano. La serofobia no solo daña a quienes viven con el virus, también rompe la empatía y perpetúa una cultura de miedo y desinformación que honestamente, no nos sirve ni nos soluciona naaaada.

Lo verdaderamente importante ¿Cómo podemos cuidar(nos) mejor?

En México y Latinoamérica la cultura de prevención es muy escasa, pero nosotrxs podemos voltear esa estadística.  Hablar de salud sexual no se trata sólo de evitar riesgos, sino de construir consciencia, placer y responsabilidad compartida. 

1. Hazte pruebas regularmente.

El diagnóstico temprano salva vidas. Las pruebas son rápidas, gratuitas y confidenciales. En México puedes acudir a CAPASITS o a asociaciones civiles como AIDS Healthcare Foundation (AHF), Clínica Condesa y México Vivo.

2. Conoce tus opciones de prevención.

Además del condón, existen herramientas biomédicas:

• PrEP (Profilaxis Preexposición): medicamento diario que previene el VIH con hasta un 99% de eficacia.

• PEP (Profilaxis Posexposición): tratamiento de emergencia dentro de las primeras 72 horas después de una exposición de riesgo.

3. Usa condones (y hazlo sexy)

No son un freno del placer, ni únicamente te protegen contra embarazos no deseados, también son una herramienta para disfrutar sin preocupación. 

4. Cuida tu lenguaje.

Evita frases como “portador del virus” o “víctima de VIH”, recuerda que las palabras también pueden estigmatizar. Decir “persona que vive con VIH” pone a la persona antes que al diagnóstico.

5. Educa y comparte información.

Si tienes una plataforma, usa tu voz. Hablar del VIH desde la empatía ayuda a cambiar la narrativa colectiva, abrir nuevas perspectivas y maneras de abordarlo. 

Dejar de tenerle miedo al VIH es parte del placer

El placer y la seguridad no son opuestos: son parte del mismo acto de consciencia; el VIH ya no es el “terror” que era antes, hoy es una condición manejable, tratable y sobre todo rodeada de mucha más vida de lo que tu tía Lupita defensora de la familia tradicional te ha dicho. Así que tranqui, todo es cuestión de educación, diálogo, empatía y cultivar la prevención. 

El placer sin culpa empieza con conocimiento y hablar del VIH sin miedo también es una forma de amor.

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